miércoles, 27 de agosto de 2008

El secreto de la vida eterna

"todo es uno." Todo y todos están interrelacionados y son interdependientes. En última instancia, no hay una diferencia real entre los humanos, los animales, las rocas, o aun Dios. Cualquier diferencia entre estas entidades es sólo aparente, no real.
"todo es dios." Toda la creación participa de la esencia divina. Toda la vida (y aun lo que no está vivo) tiene una chispa de divinidad adentro.
Si "todo es uno" y "todo es dios," entonces deberíamos llegar a la conclusión que "nosotros somos dioses."
Nosotros, somos ignorantes de nuestra divinidad. Somos "dioses disfrazados." La meta, por lo tanto, es descubrir nuestra propia divinidad.